Los beneficios de la técnica mindfulness para nuestro cerebro y bienestar

May, 2019

Se ha demostrado que la meditación es una herramienta que ayuda a controlar la ansiedad y a alcanzar una mayor salud emocional, lo que puede contribuir a paliar algunos de los trastornos que afectan a los cuidadores de personas con Alzheimer.

Además, practicar técnicas de meditación, como el mindfulness, combinada con otros hábitos de vida saludable, nos ayuda a reducir factores de riesgo que podrían impactar negativamente en nuestra salud cerebral.

¿Cuáles son los beneficios que puede aportar su práctica a nuestro cerebro?

Desde hace unas décadas, las neurociencias comenzaron a interesarse por la meditación y se iniciaron estudios que aplicaban el método científico para comprender mejor sus potenciales beneficios. Desde entonces, diversos trabajos han demostrado que la práctica del mindfulness tiene efectos positivos para la salud de nuestro cerebro. Algunos de ellos son:

Reduce el estrés y ayuda a controlar la ansiedad. La práctica de la meditación contribuye a reducir el estrés, uno de los problemas de salud más habituales en nuestra sociedad, especialmente en personas que sufren una constante sobrecarga, sea laboral o familiar, como es el caso de los cuidadores de personas con Alzheimer.

Promueve la salud emocional. Conseguir una visión más positiva de la vida y de nosotros mismos es uno de los principales beneficios de la práctica de técnicas de meditación como el mindfulness.

Desarrolla la capacidad de atención. Gracias a la meditación es posible redirigir y mantener la atención en las tareas que debemos realizar por más tiempo y de forma más eficiente.

Mejora la calidad del sueño. El descanso nocturno es un factor imprescindible para disfrutar de una buena salud física y mental. Relajar el cuerpo y liberar tensiones mejora la calidad del sueño.

La práctica de la meditación puede ayudar a reducir la sensación de sobrecarga que genera cuidar a un familiar con Alzheimer. El día a día de la enfermedad aboca a muchos cuidadores a padecer altos niveles de estrés, ansiedad y, en algunos casos, depresión. En tanto que se ha demostrado que la meditación es una herramienta que ayuda a controlar la ansiedad y a alcanzar una mayor salud emocional, es una práctica que puede contribuir a paliar algunos de estos trastornos. Practicar la meditación supone ir un poco más allá de las formas de respiración controlada y técnicas de relajación muscular recomendadas para el manejo de la ansiedad.

Además, existen estudios que han verificado que la mejora en la capacidad de concentración que se consigue con la meditación tiene efectos beneficiosos en la memoria y en la atención en la vida cotidiana, incluso en edades avanzadas. Hay que recordar también que el estrés y la ansiedad son factores que juegan en contra de nuestra salud cerebral, haciendo a nuestro cerebro menos resistente a enfermedades como el Alzheimer. Técnicas de meditación, como el mindfulness son, por lo tanto, una práctica recomendable en el contexto de la promoción del envejecimiento saludable. Ahora bien, para realizarla adecuadamente y poder beneficiarse de estas técnicas, es necesario aprender cómo, de la mano de profesionales especializados en técnicas de meditación.

Una de las grandes ventajas de la meditación, y de técnicas como el mindfulness, es que pueden llevarse a cabo en cualquier lugar y en cualquier momento ya que no se requiere de equipación o materiales específicos. Está indicada para personas de cualquier edad y condición. En grupo o de forma individual, podemos mejorar nuestro bienestar emocional y calidad de vida, con pocos minutos de práctica al día.

Cuidar nuestro bienestar emocional es fundamental para llevar una vida tranquila y equilibrada. Las técnicas de meditación, como el mindfulness, pueden ser un recurso útil para controlar la ansiedad, mejorar nuestra atención, evitar el estrés y recuperar el control de nuestras emociones. Todo ello repercutirá positivamente en la salud de nuestro cerebro, así como nos hará más fácil sobrellevar ciertas circunstancias de la vida, como la de cuidar a un ser querido con enfermedad de Alzheimer.

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