El cerebro y la hormiga

Abr, 2018 NOTICIAS SOBRE BURUZ

Érase una vez dos vecinas muy peculiares, que habitaban en el bosque; la cigarra y la hormiga. Durante el cálido verano, la cigarra descansaba y cantaba observando divertida como la hormiga no cesaba de trabajar, acumulando provisiones para el frío y duro invierno. Finalmente, cuando llegaron las primeras heladas, la cigarra entumecida y hambrienta acudió en busca de ayuda a casa de la hormiga, quién le negó tanto su abundante comida como el calor de su hogar. Así pues no le quedó más remedio a nuestra perezosa amiga, que aprender la importancia del esfuerzo y del trabajo. Algo parecido le ocurre a nuestro cerebro.

La neurociencia ha demostrado con numerosas investigaciones, que el cerebro no es estático, sino que tiene la capacidad de cambiar su estructura y también su funcionamiento a lo largo de la vida. Es moldeable y se va transformando como consecuencia del uso, adaptándose según nuestras experiencias y necesidades. Por ello, dependiendo de cómo vayamos estimulando nuestro cerebro, se irán desarrollando unas áreas más que otras. Ésta capacidad conocida como plasticidad cerebral, también nos ayuda a resistir el deterioro cognitivo, de tal manera que hay personas que incluso presentando en su cerebro signos que se consideran característicos de la enfermedad de Alzheimer, no muestran demencia en las primeras fases de la enfermedad. Otras, sin embargo, padecen algún tipo de demencia pero muestran un lento deterioro. Ello puede deberse, entre otras cosas, a la “reserva cognitiva”, es decir, a las conexiones neuronales formadas y a las habilidades cognitivas adquiridas, al realizar actividades que estimulan el cerebro a lo largo de la vida. De ésta manera, permiten suplir los déficits que la enfermedad provoca en sus primeras fases de evolución, retrasando la aparición de los síntomas.

Por lo tanto, la moraleja de éste artículo, es que hay imitar a la hormiga, a cualquier edad, y evitar el comportamiento de la cigarra. Para ello, debemos mantenernos activos realizando actividades tanto a nivel físico como cognitivo, que estimulen nuestro cerebro y nos ayuden a prevenir la demencia y alejarla de nuestras vidas. No en vano dice el refranero popular; “Recoges lo que siembras”, “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, “No esperes grandes resultados, sin grandes esfuerzos de tu lado”, “A juventud ociosa, vejez trabajosa”, “Abandonar puede tener justificación; abandonarse no la tiene jamás”, “La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad”, “A quien lucha y suda, la suerte le ayuda”, “La constancia es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto”, y un largo etc…


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