Así afecta lo que comemos a nuestro cerebro

Oct, 2021

Cuidar nuestra dieta es cuidar nuestro cerebro. Cada vez hay más estudios científicos que certifican el impacto de los alimentos que ingerimos en nuestra función cerebral. Pero, ¿cómo funciona el cerebro durante el proceso de alimentación? ¿Y qué alimentos nos ayudan a pensar mejor, a tener la mente más clara? Si quieres respuestas para estas preguntas, sigue leyendo.

El cerebro: 2% de peso, 20% de energía  

¿Alguna vez te has sentido cansado o deprimido sin razón aparente? Pues bien, tal vez esas sensaciones deriven de tu dieta, de tu estilo de vida y de su impacto en el cerebro, el director de esa compleja orquesta que es nuestro organismo.

Tal es la importancia de nuestro cerebro que con tan solo un 2% del peso precisa un 20% del oxígeno y la glucosa que consumimos. Esta alta cantidad de nutrientes que precisa el cerebro se explica, entre otras cosas, por el gran número de neurotransmisores presentes en él. Cada tipo tiene una misión específica y exige una serie de nutrientes diferentes.

Por ejemplo, la serotonina —el cada vez más mencionado neurotransmisor vinculado con el estado de ánimo, el control de las emociones o el hambre— precisa de triptófano, una sustancia presente en alimentos como las legumbres, los lácteos o los huevos. ¿Qué pasa si ese tipo de neurotransmisor no recibe suficiente cantidad de triptófano? Puede dejar de funcionar correctamente alterando nuestras emociones, incluso influyendo en la aparición de depresión a largo plazo.

 Algo parecido sucede con la falta de esos antioxidantes tan presentes en las frutas, las verduras o el pescado. Diversos estudios apuntan a que la depresión podría tener también vinculación con la disminución de las defensas antioxidantes, incluyendo bajos niveles de zinc y vitamina E.

Por otro lado, el cerebro tiene una alta demanda de glucosa acaparando hasta el 50% de la energía que obtenemos de los carbohidratos ingeridos. A pesar de que muchas personas están experimentando con otro tipo de dietas y distribución temporal de las comidas, como el caso del ayuno intermitente, buena parte de los expertos siguen recomendando la distribución de los alimentos en cinco pequeñas comidas al día justamente para asegurar un nivel estable de glucosa que, entre otras cosas, influye decisivamente en la función cerebral rutinaria. 

 ¿Qué alimentos ayudan a nuestro cerebro?

Desgraciadamente, comiendo bien no tenemos asegurado que nuestro cerebro funcionará correctamente durante toda nuestra vida, pero debemos recordar una cosa: la alimentación es uno de esos aspectos que sí podemos controlar. Incluyendo estos alimentos en tu dieta contribuirás a la mejora de las funciones cerebrales.

Frutas y verduras

Como hemos explicado, las frutas y las verduras son una importante fuente de antioxidantes, unas sustancias claves en la ralentización del proceso degenerativo de las neuronas. Pero, además, las frutas y verduras son una importante fuente de vitaminas, como la vitamina C, una de las principales responsables en la optimización del rendimiento cognitivo

Pescado azul

Uno de los reyes de la dieta mediterránea es también uno de los grandes aliados para nuestra salud cerebral. Y esto se explica gracias a la presencia en este tipo de pescado de grandes cantidades de omega 3 que también frenan el deterioro del proceso cognitivo además de minimizar el riesgo de aparición de algunas enfermedades como el alzheimer.

Frutos secos

En cantidades moderadas, los frutos secos también son un complemente muy saludable que ayudará a asegurar un correcto funcionamiento de nuestro cerebro gracias también a la presencia del ácido graso omega 3. Entre los frutos secos más recomendados están las nueces que también incluyen una buena cantidad de proteínas y grasas saludables.

 Huevos

Como ejemplo de alimentos rico en proteínas, el huevo es otro ingrediente básico de la dieta mediterránea que beneficia a nuestra salud cerebral. Para el adecuado funcionamiento de los neurotransmisores, las proteínas son imprescindibles. En este sentido, los nutricionistas aconsejan la presencia de huevos u otros alimentos ricos en proteínas en la comida del mediodía para asegurar que el cerebro se mantenga despierto durante el resto del día.

Agua

A veces se nos olvida el elemento más importante de nuestra dieta. ¿Nunca te ha pasado que, con las prisas, a veces se te olvida hasta beber agua? Pues bien, la deshidratación es uno de los grandes peligros de nuestro organismo, especialmente de nuestro cerebro. En este sentido, un estudio comprobó los efectos negativos que la falta de consumo de agua puede tener en el rendimiento cerebral demostrando que la deshidratación lleva a las personas a cometer más errores en situaciones de estrés.

¿Qué sustancias perjudican a nuestro cerebro? 

La mayoría de los expertos coinciden en que son tres los grandes enemigos de nuestra función cerebral, siempre que estas sustancias se consuman en cantidades elevadas: la sal, el azúcar y las grasas saturadas.

La sal

Además de los ya conocidos riesgos cardiovasculares y de la hipertensión, un elevado consumo de sal podría tener efectos negativos en nuestro cerebro a largo plazo influyendo en la aparición de enfermedades como la demencia. Un estudio publicado en Nature Neuroscience que experimentó con ratones concluyó que el exceso de sal suprime el flujo sanguíneo cerebral en reposo conduciendo a un deterioro cognitivo.

El azúcar

Aunque la ingesta de alimentos con altos contenidos de azúcares puede producir sensación de euforia, los expertos alertan de que en un plazo más largo produce mayor cansancio y falta de concentración. En esta línea, un análisis revela que la ingesta de alimentos dulces y bebidas con azúcares añadidos se relaciona con síntomas depresivos.

 Grasas saturadas y trans

Además de la influencia que tienen las grasas ‘malas’ en la obesidad y en la aparición de enfermedades cardiovasculares, un exceso en el consumo de grasa perjudica al cerebro al ralentizar la comunicación entre las neuronas. Julie Chowen, investigadora de la Fundación Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid advierte, en este sentido, que el exceso de grasas saturadas afecta a regiones del cerebro como el hipocampo, responsable de la memoria.


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