Todo lo que te rodea te influye
abr, 2025 cerebro
cuerpoymente.com (Celia Pérez León)
Nazareth Castellanos, neurocientífica: "Ni eres tú ni tu mente. Te influye desde la postura hasta la luna, estás sincronizado con el resto de seres y tus emociones surgen de la interacción con lo que te rodea"
Todo lo que te rodea te influye. ¿Una mala digestión te ha puesto de mal humor? ¿Te cuesta más dormir cuando hay luna llena? ¿Si tus amigos están tristes, te sientes triste? Es normal, eres un holobionte como otro cualquiera. Y la ciencia explica por qué todos estos factores pueden tener un gran efecto en tu bienestar emocional y físico.
Imagina que entras en una habitación en la que hay otra persona. No te ha dicho una sola palabra, pero de forma instintiva sabes que está triste. Es un acto inconsciente, y sin darte cuenta tu estado de ánimo cambia, tu cuerpo responde. Puede que recuerdes también alguna noche de Luna Llena en la que, sin explicación aparente, te costó más dormir. ¿Coincidencia? La ciencia nos dice que no. Somos mucho más que individuos aislados: somos holobiontes, seres interconectados que vibran al unísono con su entorno.
Nazareth Castellanos, neurocientífica especializada en neurociencia aplicada a la meditación, lo explica con una frase que lo resume todo: “Somos holobiontes maravillosos, nos influye desde el intestino hasta la luna, y ahora se sabe que hay una inmensa sincronización entre los seres”. Pero ¿Qué significa realmente esto? ¿Qué implica para nuestra vida cotidiana comprendernos como una suma de vidas interdependientes?
¿Qué significa ser un holobionte?
Si alguien te lo dijera por la calle, quizá respondieras “tú, por si acaso”. Pero tranquila, holobionte no es ningún insulto. En realidad, es un término acuñado por la bióloga estadounidense Lynn Margulis, cuyos estudios revolucionaron la teoría de la evolución al proponer que los organismos no evolucionan de manera individual, sino en colaboración con otros.
La palabra proviene del griego holo (como en holograma, significa totalidad) y bionte (vida), y describe a los seres vivos como comunidades biológicas, una especie de ecosistema en miniatura que incluye microorganismo, órganos y hasta influencias externas.
Esta perspectiva desmonta la idea de que somos entidades independientes. Nuestro intestino, nuestra postura corporal, el estado del corazón e incluso fenómenos naturales, como las fases lunares, influyen en nuestra biología, en nuestros pensamientos y en nuestras emociones. Somos, literalmente, la interacción de múltiples vidas que cohabitan en un solo cuerpo.
La influencia invisible en nuestra vida diaria
Nazareth Castellanos lo explica con su característico entusiasmo: “Ese concepto del individuo, de yo soy yo y mi mente”, explica la experta, está en crisis. “Influye el intestino, influye el corazón, influye la respiración, influye la postura corporal, influye la luna y ahora se sabe que hay una inmensa sincronización o comunicación fisiológica entre los seres”. Su mensaje es claro: no somos una isla. La ciencia ha demostrado que nuestras emociones y estados internos no se generan en el vacío, sino en la interacción constante con lo que nos rodea.
Por ejemplo, se ha observado que el ritmo cardíaco de dos personas en una conversación sincera tiende a sincronizarse. Algo parecido ocurre con la respiración en momentos de conexión emocional. Incluso, la microbiota intestinal puede influir en nuestro estado de ánimo al influir directamente con el cerebro a través del eje intestino-cerebro.